El poder creativo de Dios es el poder que es capaz de cambiar el desorden en algo ordenado. Es el poder que cambia aquello que no tiene estructura, en algo estructurado que no tan solo promueva el comienzo de la vida, sino que también lo sostenga.
Con sus palabras, Dios formó algo nuevo, y creó la estructura para que se sostuviera. Por eso él dio la siembra y la cosecha, el sol y la luna.
No es suficiente con que Dios te dé la idea para un nuevo negocio. Dios no tan solo te va a dar la idea para un nuevo negocio, sino que te va a dar también la creatividad suficiente para crear la estructura que lo ha de sostener, aun cuando tú no estés. Ahí es que está el poder creativo de Dios.
La pregunta es ¿Cómo desatamos ese poder?
En primer lugar, tenemos que atrevernos a enfrentarnos con el caos de nuestra vida. Tenemos que atrevernos a mirar cara a cara la situación en la que nos encontramos. No puedes compararte con otros y pensar que, como otros están peor, entonces tú estás bien. Tienes que atreverte a mirar el desorden en tu vida.
En segundo lugar, tenemos que atrevernos a hablar a nivel de verbo. Poner a marchar las cosas con nuestras palabras. Dios no tan solo habló, sino que habló en verbo. Una cosa es hablar ante el problema de forma pasiva, contemplando el desorden, la dificultad, y otra cosa es contemplarlo y hablar en palabras de acción, para comenzar a activar el mismo poder que hay dentro del problema.
La luz salió de las tinieblas. Los animales salieron de la tierra, las aves del aire, los peces del agua, la tierra de debajo del agua. Dios se paró frente al problema y usó palabras para poner en acción el poder de la creatividad, sacando orden de aquel mismo desorden. Por eso, en el libro de Juan, capítulo 1, dice que es el verbo.
El problema es que mucha gente, cuando ora, lo que hace es aceptar en su oración el problema que están viendo.
La persona creativa no es la que contempla el problema, sino la que pone en acción la solución al problema, a través de la palabra. Es la persona que comienza a desatar, con palabras de verbo, de acción, comandando que aún del mismo caos, del mismo problema, comiencen a fluir aquellas cosas que han de transformar la situación.
Dios no comenzó a contemplar el problema, sino a dar órdenes para que se accionara el poder en dirección hacia la solución. Tienes que comenzar a desatar en tu vida el poder, no de las palabras, sino el poder del verbo.
En Génesis 1:2 dice que la tierra estaba desordenada y vacía, y que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. El Espíritu de Dios se movía, y todavía había desorden. El mover del Espíritu no trae orden. Dios tuvo que decir: Sea la luz; para que el Espíritu que se movía tomara acción y creara la luz de las tinieblas.
De la misma manera en tu vida, el Espíritu Santo ha estado dando vueltas, y hace falta alguien que le ponga palabras de acción, para que entonces, de las tinieblas, salga la luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario