Escrito por Pastor Otoniel Font el jueves, 26 de julio del 2012.
Jabes pidió a Dios en su oración que ensanchara su territorio. La palabra territorio, en el original, significa cuerdas, dimensión, e influencia.
Cuando hablamos de un territorio, hablamos de influencia. Hay males que abundan más en unos territorios que otros. El territorio está bajo una influencia, y si conquistamos el territorio, derrotamos la influencia que hay en el territorio.
Dios quiere darte territorio. Territorio que tú conquistes, es territorio que tú influencias. Territorio donde tú pongas tu pie, es territorio donde entra la influencia del Espíritu Santo.
El territorio es geográfico, es una posición, y tú debes saber cuál es el territorio que Dios ha dicho que te corresponde, y pedírselo.
Tienes que vivir más allá de tus limitaciones. El problema es que, cuando pensamos en conquistar, nuestra mente nos dice: Suma tus habilidades, suma tu experiencia, y suma tu pasado; no puedes esperar nada.
La fórmula para que Dios ensanche tu territorio es que Dios vea tu disposición, que tú sepas lo que Dios ha dicho de ti, y que tú creas en el poder de Dios sobre tu vida.
No pienses que tu tiempo pasó. Caleb tenía ochenta años y le dijo a Josué que le diera la montaña que era suya. Tienes que tener un espíritu de conquista.
En el libro de Josué, cuando Josué dice: Yo, y mi casa, serviremos a Jehová; si analizamos bien, esa es una frase de derrota. ¿Por qué? Porque el pueblo se le salió de las manos a Josué. Un líder no dice: Escojan ustedes a quien quieran servir. Al menos no en tiempos en los que la desobediencia te podía costar la vida.
¿Por qué se le fue el pueblo de las manos a Josué? Porque el pueblo conquistó toda la tierra en siete años y, dice la biblia, que se sentaron. Y después que tú dejas de conquistar, viene la inmoralidad, viene el no servir a Dios, porque no hay razón. Como el pueblo conquistó toda la tierra en siete años, ya no tenían más tierra que conquistar, no había por qué creerle a Dios. No había por qué luchar, ni por qué servirle a Dios.
Cuando el pueblo pierde el espíritu de conquista, se desenfrena. Por eso en el libro de Jueces, Dios tiene que mandar jueces, tras jueces, para que arreglen las cosas, para que levanten el altar. ¿Por qué se destruyó el altar? Porque no había por qué ofrendar. ¿Por qué no había por qué ofrendar? Porque no había gigante que matar. Pero cuando tú tienes un gigante que matar, tú ofrendas, oras, das. Porque estás buscando la fórmula para derrotarlo.
Jabes pidió a Dios que ensanchara su territorio, queriendo decir que él sabía que Dios podía hacer más allá que sus circunstancias.
Hay tres cosas que Dios quiere ensanchar en tu vida, y que deben ser las que tú le pidas.
En primer lugar, Dios desea ensanchar tu corazón. En Salmos 119:32, el salmista decía: Ensancha mi corazón, para que corra yo en tu palabra.
Pídele a Dios un corazón grande. El corazón es el asiento de la voluntad del hombre, es el lugar donde está la pasión, la disposición, es el lugar donde Dios puede hablar. Dios no habla a tu mente, porque Dios no cabe en tu mente, Dios cabe en tu corazón. Y mientras más el ensanche tu corazón, más él puede hablarte.
En segundo lugar, tienes que pedirle a Dios que te dé más influencia. Que tus palabras, tus acciones, tu mensaje, lleguen a más personas, a más vidas. Que, en tu trabajo, puedas influenciar al compañero, al jefe. A veces no hace falta la posición, sino la influencia.
Los milagros más grandes del pueblo de Israel no ocurrieron a través del que estaba en el poder, sino por el segundo al mando. Moisés, José. José estaba en segundo lugar, detrás del Faraón, pero controlaba todo. Nehemías, Esdras, Ester, Rut. Gente que estaba en segundo lugar, pero tenían el corazón para influenciar al que estaba en el primero.
Pídele a Dios influencia.
Lo tercero que le tienes que pedir a Dios es territorio. Esa esquina donde hay un punto de droga, pídesela a Dios. Pídele que, cuando pongan a la venta ese negocio que quieres, tú lo puedas comprar. Para todo lo que vayas a hacer aquí en la tierra, vas a requerir territorio.
Dios quiere darte territorio. Dios le dijo a Adán que iba a conquistar la tierra; y tú también vas a recibir tu territorio.
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